Plath
nació en Boston y estudió en el Smith Collage de Cambridge, en Inglaterra. Desde
muy pequeña mostró un talento enorme, publicó su primer poema a los 8 años y
sus calificaciones eran de sobresalientes, en parte por su padre el cual era
muy exigente con ella. Sylvia Plath fue poetisa, novelista y cuentista.
La muerte de su padre (Otto) solo con 55 años y tras negarse a recibir tratamiento para combatir la diabetes la marcó por siempre. Le amputaron una pierna primero y al final tras muchos achaques murió por una embolia pulmonar, un hecho que Sylvia recriminó en algunos de sus poemas. Se quedó a cargo de su madre, una mujer fría y dura que jamás derramó una lágrima tras la muerte de su esposo y siempre se mantuvo entera fueran cuales fueran las circunstancias. Por esas fechas Sylvia comienza a escribir unos diarios que culminó con su muerte y en los que se puede leer como pensaba que la condición de haber nacido mujer en un mundo como este le resultaba una desventaja, como vivir en una prisión.
Toda
su vida estuvo marcada por la depresión y ya en la universidad intentó
suicidarse por primera vez, una experiencia que retrata años más tarde en su
novela corta “La campana de cristal”
En
la universidad conoce a Ted Hughes, se casaron y se marcharon a vivir a EEUU
donde ella trabajó como profesora, no tardó mucho en darse cuenta de las
infidelidades de Ted y tras volver a Inglaterra, un aborto y dos hijos el
matrimonio se separa.
El
11 de febrero de 1963, muy enferma y sin dinero decide quitarse la vida asfixiándose
con gas. Hoy se cree que sufría un trastorno bipolar. Su hijo Nicholas, en su
edad adulta se refugió en Alaska donde trabajó como profesor de Ciencias
Sociales, llevando una vida solitaria. Fue diagnosticado con un trastorno
maniaco-depresivo y se suicidó ahorcándose en su casa. Su hermana Frieda,
escritora y columnista de renombre en la prensa británica se ha divorciado tres
veces y lucha contra trastornos depresivos y la anorexia.
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