El 26 de marzo de 1969
las autoridades descubren un coche apartado al que rodea una manguera de jardín
que va desde el tubo de escape, fijado con cinta hasta la ventanilla del
conductor, el coche cerrado al completo y arrancado introdujo en su interior
cantidades ingentes de dióxido, y dentro, sentado en el sitio del piloto un
joven de 31 años llamado John Kennedy Toole, un desconocido de New Orleans que
había sido profesor y había servido en el ejército. Muchos años después en 1980
sería publicada póstumamente su novela La conjura de los necios.
Cierto que no es
numerosa la obra de este autor, al contrario, murió demasiado joven y no nos
dejó lo que podía haber sido una verdadera maravilla, porque talento no le
faltaba. Escribió una novela sobresaliente y dada la demanda del éxito que tuvo
al ser publicada se publicó una segunda novela, La biblia de neón, que escribió
a los 16 años y nunca intentó publicar por considerarla muy juvenil e inmadura.
John Kennedy Tool nace
en New Orleans y es un niño sobreprotegido por su madre hasta el punto de no
dejarle jugar con el resto de niños, una infancia extraña con una madre que lo
domina. Como estudiante es magnífico y consigue un graduado superior en la
universidad, en lengua inglesa, por lo que consigue un puesto como profesor
asistente en Louisiana para viajar después a New York para ocupar un puesto
como profesor titular, incluso intentó sacar un doctorado en Columbia pero la
llamada del ejército le impidió terminarlo en 1961 y sirvió dos años en Puerto
Rico.
Tras su paso por el
ejército vuelve a New Orleans e imparte clases en el Dominican College, vendió
tamales en un puesto callejero y en una fábrica de ropa masculina, experiencias
que aprovecha en La conjura de los necios donde también podemos vislumbrar una
relación insana de poder con su madre y así pasa tiempo deambulando por el
barrio francés, trasnochando con bohemios y músicos.
Kennedy Toole no está
convencido de haber escrito una obra maestra, es consciente de que es una obra
maestra y en principio le envía el manuscrito a la editorial Simon &
Schuster, a lo que el editor le contestó que la novela no hablaba de nada, y
llegaron los rechazos editoriales y la depresión y el abandono de su actividad
docente y la decadencia absoluta hasta que llegó el día de su suicidio. Algunos
estudiosos hablaban de una homosexualidad reprimida, aunque en su vida hubo
mujeres y su entorno no creyó nunca que fuera una posibilidad, de cualquier
modo ahí se quedó un gran escritor.
Años después su madre
siguió rodando el manuscrito por todas las editoriales que la rechazaban
patológicamente hasta dar con el escritor Walker Percy, que rendido a la
infatigable insistencia de la madre acabó leyéndola. Confesó que las primeras
páginas le parecieron mejor de lo que esperaba y que al seguir leyendo la
novela lo atrapó sin remedio. Recordemos que fue publicada en 1980, le fue
otorgado el premio Pulitzer, fue un éxito editorial y una joya de la literatura
norteamericana. Ignatius Really es sin duda uno de los personajes más bizarros,
odiosos y amados de la literatura universal.
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