Imaginaos
una cavidad cavernosa en la que varios hombres se encuentran encadenados a pies
y cuellos sin poder mover la cabeza, atendiendo solo a las imágenes que se
proyectan en la pared que tienen frente a ellos. Y tras ellos un pasillo donde
varios hombres pasean figuras, que son proyectadas gracias al fuego que ilumina
de la hoguera. Acto seguido hay otro pasillo ascendente que lleva al exterior.
¿Qué
ocurriría si uno de ellos se liberara y lograra salir al mundo exterior? Si lograra
salir al mundo real y verdadero, pues quizá nadie lo creyera, lo tomaran por un
loco y con razón, es que esos hombres no han visto otra cosa que esas imágenes
proyectadas sobre el muro y aunque su vida sea una farsa creada por alguien que
tiene ciertos intereses esa es la única realidad de esos hombres, es su verdad
y esta es absoluta. Y esto quizá nos sea muy familiar, se parece mucho al mundo
en el que vivimos, donde todos vivimos alienados creyendo a pies juntillas lo
que vemos en la televisión o escuchando en la radio o leyendo en los
periódicos, moviéndonos todos como autómatas.
Aunque
a menudo se le llama “El mito de la caverna” no es un mito, en ningún momento
Platón lo describe como tal, es una alegoría pedagógica y filosófica que
incluyó en el séptimo libro de la República.
Platón
quiere contar en esta alegoría su teoría de las ideas, la cual tiene una
entrada en este blog en la cual hablamos de ella. El mundo interior representa
el mundo tangible y ordinario en el cual vivimos y el exterior, el mundo en el
que reina el sol es el mundo de las ideas, donde está el objeto primigenio de
cada cosa, el mundo verdadero.
Obviamente
describe a la perfección la realidad política, no solo de nuestro tiempo
también de cualquier tiempo en el cual todos somos engañados y manipulados. Os
animo a echar un vistazo a la República y a la alegoría de la caverna, la más
famosa de Platón junto al caballo alado.
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