Todos
conocemos a Pitágoras por ser un gran matemático y además fundó una de las
escuelas filosóficas más influyentes de la historia. Pero los pitagóricos no
fueron una escuela filosófica al uso como lo pudo ser La Academia de Platón, El
Liceo de Aristóteles, El Jardín de Epicuro o la escuela estoica, que fue la
gran superviviente de las escuelas griegas y la que marcó la filosofía en la
civilización romana, y una de sus mayores estrellas fue el cordobés Séneca. Los
pitagóricos no solo eran una escuela filosófica también eran una secta
religiosa fundada por el gran Pitágoras de Samos.
Una
escuela formada por filósofos, matemáticos o músicos, personas emigradas,
expatriadas, forasteros… ¡parias de la magna Grecia! Los pitagóricos entendían la
vida en tres vertientes; los que van a comprar y a vender, los que compiten en
el estadio y la de los espectadores que se limitan a observar y reflexionar, lo
que ellos llaman Bios Teoretiós.
Vivian
de forma contemplativa, el cuerpo, piensan ellos es una tumba (Soma Sana) por
lo cual les resulta un impedimento con sus necesidades y cuidados, se
esforzaban en superarlo pero sin perderlo. Así se sirven de los ritos órficos.
Para
los pitagóricos el número 10 es sagrado y representa la perfección, es la suma
de los primeros cuatro números y cada uno de ellos representa algo; el 1 la
individualidad, el 2 da dualidad… y es el pentagrama, ese símbolo representativo
del satanismo el símbolo que usaban para identificarse entre ellos (por
entonces es obvio que el satanismo no existía)
Descubrieron
los poliedros y los números irracionales y los mantuvieron en secreto, incluso
se sospecha que asesinaron a Hípaso de Metaponto por haber revelado el secreto
de la construcción del dodecaedro. Una escuela basada en las matemáticas y la geometría.
También crearon una teoría matemática para la música, pensaron que cada astro
entregaba una nota a los instrumentos de los músicos, creando así La armonía De
Las esferas.
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